A lo largo de la vida, todos los seres humanos se enferman, algunos corren con suerte y tan solo llegan a conocer el malestar pasajero. Cuando estamos en estos momentos la pregunta que viene es: ¿Qué podemos hacer para sanar? Bueno, desde mi experiencia, comparto lo que he aprendido para lograr salir de esos momentos, y considero que las siguientes recomendaciones no solo aplican cuando enfermamos, sino también en cualquier momento en que no nos encontremos en un estado óptimo, ya sea emocionalmente o en otros aspectos.
1. PRACTICA LA COMPASIÓN
Despiertas un día y te sientes fatal, ya sea porque te duele todo el cuerpo o un lugar focalizado, no tienes energías… estas en ese momento en donde el malestar ocupa todo el espacio de tu mente. En lo único en lo que puedes pensar es en que te gustaría sentirte mejor otra vez.
Cuando nos encontramos en este momento, lo primero que hay que hacer es aceptar que estamos en un momento en donde nuestro cuerpo no está bien y es el momento perfecto para practicar la compasión hacia uno mismo, para escuchar con atención las necesidades que nuestra biología nos dicta. Si el cuerpo te pide descansar, llorar, hidratarte, o lo que sientas que es lo mejor para ti, es el momento de escucharte y atenderte.
2. CONFÍA EN TU CUERPO
Nos sentimos mal y la tendencia es buscar todos los remedios que nos sacarán de ahí rápido.
Este punto es crucial, pues en la cultura occidental hemos adoptado la creencia de que la medicina alopática es el mejor medio para curar enfermedades. Sin embargo, es durante la enfermedad donde muchas veces se encuentra la oportunidad para escucharnos de verdad. Cuando nos encontramos en este estado es cuando más fácil es observar desde un punto de vista objetivo los hábitos de nuestro día a día.
Cuando nos sentimos mal, nuestro cuerpo está haciendo todo lo posible por sanar, se encuentra en una fase de recuperación por aquello que nos afectó. Confía en ti y en la maravillosa maquinaria que tienes que por tanto tiempo te ha acompañado y dale el tiempo que necesite para sanar; lo hará.
3. LA SALUD ES INTEGRAL
Cuando estamos en una fase de sanación, es importante identificar qué hábitos, ya sean pensamientos, alimentación, sustancias, personas o trabajo, nos están afectando negativamente.
Sanar no es sólo salir del malestar, sino es el hacer cambios dirigidos a nuestro mayor y más grande beneficio. Tomar la decisión de cambiar aquello que nos hace mal, es con lo que debemos acompañar nuestra recuperación; se trata de sanar de forma integral.
Si decides tomar medicamentos, por ejemplo, está bien, pero no dejes toda tu fe en un solo medio. Hazte consciente de que somos un todo; por lo tanto, cuanto más refuerces tu mejoría desde distintos ámbitos, mayor y más rápida será tu recuperación.
4. TEN FE
Si el malestar persiste no pierdas la esperanza, visualiza que lo mejor sucederá. Hay una frase que me gusta de Facundo Cabral que dice ‘si la enfermedad llega “pueden pasar dos cosas: Si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto […] y si le ganas serás más humilde, más agradecido, y por lo tanto fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser.”’.
Abraza el hecho de que estás vivo y comienza por reconocer las pequeñas mejorías que puedas observar. Agradécete por la capacidad de vivir estos momentos. Al final, el único momento que tienes es éste.
5. PERMÍTETE PERDONAR
La mejor forma de sanar es perdonando, perdonándote a ti mismo y a otros. Perdonar es soltar con amor y las culpas por mucho trabajo que cueste, es desear el bien para uno mismo y para los demás. Y aunque no es un proceso fácil de hacer, es posible y es la acción más liberadora.
Es válido enojarse con uno mismo por el lugar a donde te dejaste llevar, o en caso contrario, el enojo puede ser con otros. Practica el darle vuelta a la perspectiva de las cosas y reconocer que nadie ha descubierto el secreto para ser perfecto, no cometer errores o equivocarse. En las diferentes etapas de la vida, nos encontramos con lecciones distintas y fluctuamos entre fases mejores y peores. Siempre haciendo lo mejor que podemos con los recursos que tenemos.
6. MUÉVETE
La vida es movimiento, no lo olvides. Por más que duela moverte, ya sea por dolor físico o emocional, haz todo lo posible por moverte, aunque sea un poco cada día. De esta forma despiertas sensaciones en el cuerpo o en el estado mental que se encuentran dormidas. Y puede costar muchísimo trabajo, pero entre más tiempo te quedes congelado en la posición donde estás más difícil será salir de ahí.
Sé que esto puede en muchos casos parecer una tarea imposible, he estado ahí. Pero te comparto una regla que me parece maravillosa y es una de las reglas básicas del yoga: “muévete hasta donde puedas, sin lastimarte”. Ya sea un dedo, mover un pie o moverte de un lugar a otro. Mantente cerca y muévete hacia lo que te hace bien, un pequeño cambio en la rutina del día a día puede marcar toda la diferencia.
7. VISUALÍZA CÓMO QUIERES ESTAR
El poder de la mente es increíble, lo que pensamos, lo manifestamos. Visualiza quién quieres ser, cómo vas a estar y dónde vas a estar; si lo haces, significa que hoy eres la experiencia. Piensa entonces qué pasos darás hoy, que decisiones tomarás y con la absoluta confianza sigue avanzando por esta dirección que ya está preestablecida.
Suelta aquello que ya no quieres ser, lo que ya no quieres cargar, lo que ya no te sirve. Deshazte de todo lo que el futuro tú ya no necesita. No pierdas de vista tu objetivo y más que nada, no dejes de ver el lado positivo, de éstos aprenderás y son una oportunidad para obtener más recursos; de manera que cada vez serás más capaz para atravesar las dificultades que se presenten en el futuro. Agradece esta nueva versión de ti, esta nueva capacidad que tienes para resolver en tu vida.
8. PERSISTENCIA Y COMPROMISO
La persistencia es la clave del éxito. Sin persistencia, ¿Cómo vas a reprogramar ese cerebro que ha estado funcionando de una sola forma durante tantos años? No sufras por lo que vayas soltando o lo que vayas dejando, al contrario, por cada paso que des en este nuevo caminar aplaude tus éxitos, tus esfuerzos. No seas tan duro contigo, verás que cada vez será más fácil hacer las cosas, sólo no hay que soltar.
Recuerda que el compromiso es contigo, nadie más hará los cambios que deseas en tu lugar. Es el compromiso que haces con quien visionas que serás en un futuro; el comprometerte a tratarte bien, a quererte, a avanzar a pesar de las dificultades, el no sabotearte, de tu compromiso hoy dependerán los resultados de mañana.
9. SE HONESTO CONTIGO Y CON LOS DEMÁS
Este punto es vital en la sanación y viene de la mano con los límites que nos ponemos y también a los demás. A veces la enfermedad se genera a partir de una imagen que se quiere sostener ante los demás o de un ideal autoimpuesto. En la enfermedad no hay espacio para eso; es en esos momentos cuando más vale la pena mirarnos a nosotros mismos y valorar en qué situación estamos y quiénes somos en realidad.
Es la oportunidad que nos presentan las circunstancias para poner un alto a aquello que nos hace mal, y esto solo es posible si uno es honesto y habla con la verdad.
10. RODÉATE DE LAS PERSONAS QUE QUIERES
Sé que este punto muchas veces desalentador, puesto que cuando uno se siente mal no necesariamente quiere estar rodeado de personas. Además de que, como dice el dicho, es en la enfermedad cuando uno descubre quiénes son los verdaderos amigos. Lamentablemente, este último punto es un difícil de asimilar para aquél quien padece la enfermedad, pues uno puede descubrir que aquella pareja quién parecía perfecta, no tiene la capacidad para acompañar o que ese amigo tan querido no tiene interés de acompañarte en tus momentos malos.
Sin embargo, aunque puedan ser contados, considérate afortunado de contar con aquella persona dispuesta acompañarte en tus momentos de dificultad y haz lo posible por atesorar esa compañía y aprender del otro para que en un futuro tú también lo puedas hacer. Practica la gratitud y no subestimes el cariño que los demás te dan. Muchas veces de quien menos lo esperas, descubres que tiene infinito amor para dar y que es un maravilloso ser humano.
“Doy gracias a Dios por haberme dado este cuerpo,
Doy gracias a mi cuerpo que me permite existir,
Doy gracias a mi cuerpo que me ha acompañado en mi vivir,
Doy gracias a mi cuerpo que sostiene mi sentir,
Doy gracias a mi cuerpo que me permite conectar,
Y cuando conecto vuelvo a darle gracias a Dios por haberte creado a ti.”
Si estás pasando por un momento de dificultad o atravesando una enfermedad, escríbeme y con gusto te acompañaré en tu proceso de sanación.
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