Todo tiene su razón de ser

¿Alguna vez has pensado que las cosas no te salen como te gustaría? Una relación, un plan, un viaje o un negocio que de pronto cambia abruptamente. Y simplemente no puedes entender por qué estás en una racha de tan mala suerte, donde nada se da como esperas. O quizá no se trate de solo una racha, sino que ya te has rendido ante la posibilidad de que a ti “no se te dan los negocios, las relaciones o el éxito”.

Hoy quiero invitarte a una reflexión sencilla: confiar de nuevo en lo que la vida te trae o tiene preparado para ti.

Muchas veces nos apegamos tanto a la expectativa e intentamos mantener todo bajo control, con la seguridad de que “todo estará bien si todo sale como lo esperas”. Sin embargo, quiero plantearte algo: ¿qué pasaría si te digo que querer tenerlo todo bajo control se convierte, en realidad, en una limitación?

En otras palabras, mientras más evitas que algo mueva tus planes o tu caminar, más te encierras en un esquema rígido, donde es más probable que cualquier cambio te saque de tu estado de confort (lo conocido).

“La vida nunca te da la espalda, siempre tiene preparado algo nuevo: planes distintos, más grandes y mejores de lo que esperas.”

La vida está en constante movimiento. Si los escenarios cambian, significa que hay vida. Esos cambios que llegan y que te sacuden son señales de que necesitas actualizarte y abrirte a la posibilidad de que existe algo mejor para tu camino.

El primer paso es aceptar que las cosas han cambiado, te guste o no. El segundo, asegurarte de que todo sucede porque te estás encaminando hacia algo mejor. Pero si te quedas en el enojo o en la frustración de pensar que “las cosas no deberían cambiar”, será muy difícil ver el lado positivo.

Imagina un mundo estático, donde todo se mantiene exactamente como tú lo quieres y esperas, donde todo tu alrededor se moldea a tu manera y gira en torno a tus expectativas. ¿Qué espacio te quedaría para aprender? ¿Dónde quedaría la oportunidad de forjar carácter, de lidiar con lo inesperado, con lo que te reta, con lo que te impulsa a resolver?

Recuerda en todo momento: “Todo tiene su razón de ser”. Todo sucede por algo y tiene un propósito mayor. Si de pronto todo cambia, confía en que es lo mejor que pudo haberte pasado, que ahí hay una lección que aprender y un área de oportunidad. Si lo atraviesas con consciencia, te encontrarás con una versión más elevada de ti, con más recursos internos y mayor fortaleza.

Cuando enfrentes un escenario que te mueve de tus planes o te limita porque no fluye como lo esperabas, abrázalo como si la vida simplemente se estuviera moviendo en función de llevarte a donde necesitas llegar.

Siempre tienes dos caminos cuando algo no se da:

• Aceptar con gracia, confiando en que es lo mejor que puede sucederte.

• Resistirte a la realidad, quedándote atrapada en la frustración.

Al final, no se trata de controlar cada detalle, sino de aprender a caminar con lo que llega. La vida nunca se equivoca: todo tiene su razón de ser.