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Perfume para la ocasión

Es sábado y te estás arreglando para el evento del día, te peinas, te vistes y toda la energía está dirigida a la celebración del día. Eliges ropa distinta a la que acostumbrarías, te miras más al espejo y cuidas que cada detalle esté bien elegido. Te pones el calzado y antes de salir, recuerdas que te falta algo importantísimo: el perfume o loción.



Más allá del aroma, el perfume representa la energía que decides portar. Desde el momento que vas a la tienda a comprarlo y comienzas a elegir entre aromas, buscando aquél aroma que te representa, que está alineado con cómo te quieres sentir y cómo quieres ser percibido.


Es el olfato el sentido que está más alineado con los recuerdos y las emociones; pues nuestro sistema límbico —que podría ser, a su vez, “el corazón emocional del cerebro”— es quien toma la decisión de la mejor opción, incluso antes de que lo puedas razonar. Cuando hay un aroma agradable, también disminuyen los niveles de cortisol o 'estrés' en el cuerpo. ¿Por qué? Porque no se trata de solo oler bien, sino que el cerebro asocia los olores agradables como señales de seguridad y bienestar.

Oler algo que nos gusta es como recordarle al cuerpo que no hay prisa, que puede soltar el miedo por un momento. Es el alma respirando en paz.

Como puede ser un perfume, una crema o un aceite esencial; no necesita ser portado para una ocasión especial. Al contrario, ¿qué pasaría si en un acto simbólico, te permitieras afirmarte con un poco de aroma, que todos los días tú eres esa ocasión especial? Como si perfumar el inicio de tu día representara una caricia, una validación de importancia, una afirmación que exprese "me valoro", "merezco belleza", "hoy celebro mi vida".



También quiero señalar, que esta no es una invitación para bañarse en cantidades exorbitantes de perfume. Existe, también, una línea delgada —casi invisible— entre envolverse con un aroma y esconderse tras él. El perfume tampoco tiene la función de reemplazar tu presencia, sino acompañarla. Es una invitación a ser esa nota sutil que se mezcla con tu piel, tu energía, tu esencia. También en los aromas, el exceso puede ahogar, mientras que en la medida justa invita, conecta y se convierte en una puerta para compartir una extensión de algo que ante tus sentidos, te parece agradable.


En Japón existe un concepto profundamente poético llamado Ma (間). Ma es el arte de dejar espacio: el silencio entre las notas musicales, la pausa entre palabras, el respiro entre aromas. Aplicado al perfume, Ma es ese equilibrio que permite que la fragancia que elijas respire contigo, fluya con tu movimiento y deje espacio para que tu esencia también hable.


Así pues, te dejo esta reflexión con el propósito de ritualizar lo cotidiano, acompañada de la invitación de no esperar una gran ocasión o momento importante para darte valor, porque cada día es motivo suficiente. Cada día merece ese gesto de elegancia invisible.

Tú, solo por existir, ya eres la mejor ocasión.

Si quisieras profundizar un poco más en permitirte regalarte más momentos de amor propio, porque te los mereces., o desbloquear aquello que te impide regresar la mirada a ti, con mucho gusto te puedo acompañar en tu camino.



 
 
 

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