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La depresión y el arte silencioso de sostenerse

El día de hoy quiero dedicarle este artículo a todos aquellos que han cruzado o están cruzando un momento de depresión o tristeza profunda.


¿Para qué? Para acompañarte, aunque sea con palabras escritas, en un momento difícil para tu ser y para tu corazón. Lo sé.


Primero que nada, sin la intención de enredarte mucho en definiciones, sí quiero explicarte de la forma más simple pero importante qué es lo que está sucediendo en distintos niveles cuando estás deprimido.


Porque la depresión no solo es un estado de ánimo; también hay un impacto fisiológico detrás. Y comprenderlo no solo te dará herramientas para confrontarla desde lo emocional —ese lugar que ahora mismo puede costarte tanto trabajo—, sino también desde prácticas más sencillas y alcanzables.



Entre los diccionarios de la salud mental

Siempre me he referido a la CIE-11 y el DSM-V como las "dos biblias de la psiquiatría", pues son los diccionarios para entender mejor aquellos trastornos anímicos por los que muchas personas pueden atravesar en distintas etapas de sus vidas.


Entre ellos, la depresión se clasifica como: “estado de ánimo deprimido o pérdida de interés, acompañado de síntomas como fatiga, alteraciones del sueño, dificultad para concentrarse o pensamientos suicidas, que afectan significativamente la vida cotidiana”.


¿Y tu cerebro cómo está?

Bueno, tu cerebro también lidia con procesos difíciles cuando estás en este estado. Esos llamados neurotransmisores —pequeños mensajeros del cerebro— como la serotonina (encargada de regular el apetito y el sueño), la dopamina (el porrista que te da motivación y placer) y la noradrenalina (que te ayuda a poner atención y tranquilizarte si hay estrés), también se desequilibran.


La amígdala —encargada de detectar y avisarte sobre amenazas en tu vida— se activa fuertemente y toma el control: todo se siente más, pero en forma negativa. La corteza prefrontal, que te ayuda a razonar, se ralentiza. Por eso se hace difícil pensar con claridad o encontrar soluciones.Y el hipocampo, nuestro pequeño archivero de memorias, se encoge, haciendo que revivamos con más facilidad recuerdos dolorosos.

¿Te das cuenta de todo lo que está sucediendo detrás de lo que estás sintiendo?

Y bueno, no solo eso: un cerebro en dificultad afecta la energía del resto de tu cuerpo. Se puede decir que estar deprimido requiere una gran cantidad de energía, ya que, ante esta presión y estado de alerta, el cuerpo comienza a liberar cortisol, una hormona relacionada con lo que conocemos como estrés.


¿Y cómo respiras? ¿Por qué es tan importante?

La respiración de alguien deprimido suele volverse más superficial, lenta e irregular, lo cual refleja el estado de apatía o bloqueo emocional. Esto reduce la oxigenación del cuerpo y del cerebro, lo que puede agravar la fatiga, la falta de concentración y la sensación de opresión o desconexión. Esta respiración desorganizada refuerza el malestar corporal y emocional, generando un círculo vicioso entre mente y cuerpo.


¿Qué puedo hacer entonces?

Bueno, es verdad que cuando uno está en este estado no se tiene la fuerza para salir de ahí. No depende de una decisión que se toma de la noche a la mañana.Entonces, lo primero es comprender todo lo que está aconteciendo. Es real y valido que en este momento haya vulnerabilidad.

La vulnerabilidad nos regresa a la humildad, y la humildad es un gran maestro.

Permítete que este estado te conecte con el cuidado sutil y suave que necesitas.


No se trata de correr o controlar. Aquí, cada detalle cuenta, por eso un suave acto de amor propio —una caricia que tú mismo elijas darte— puede hacer toda la diferencia.


Puedes realizar pequeños hábitos tan simples como regalarte una respiración pensando en el perdón, el agradecimiento o el amor. Un té preparado con presencia, de ti para ti, puede ser un gran momento para volver la mirada a ti mismo y consentirte como un acto que valida lo que estás viviendo.

Si hay algo con lo que todos los seres humanos pueden simpatizar, es con la tristeza.

No sientas vivir y sentir como una falla. También es parte de la vida. Este es un buen momento para ser honesto contigo mismo y con los demás, y admitir que, al menos hoy, no estás en el mejor lugar... pero lo estarás. Cada gesto importa, y este es un momento en el que, lejos de exigencias o decisiones drásticas, lo más valioso es volver la mirada hacia ti mismo con honestidad, ternura y presencia.


No se trata de rendirse al futuro, sino de rendirte al momento, para dar permiso a que al cuerpo y que exprese lo que necesita. Acompañarlo con un buen baño de agua caliente, una crema con un aroma reconfortante, un masaje. Todo eso también es medicina.

Una respiración consciente cargada de amor, prepararte una taza de té, envolverte en una manta, llorar, escribir, enojarte… o simplemente no hacer nada más que estar. Porque eso también es sanación: darte el permiso de sentir sin juicio.



El cuerpo, la mente y el alma están pidiendo atención. Y aunque en ese momento no lo parezca, es una oportunidad valiosa para rendirse al presente, no desde la resignación, sino desde el respeto por lo que está vivo dentro.


Fun fact. Las lágrimas tienen un papel vital: estudios han demostrado que las lágrimas emocionales contienen hormonas y toxinas que el cuerpo libera como forma de regulación natural. Según el bioquímico William Frey, especialista en llanto, estas lágrimas contienen niveles más altos de prolactina, adrenocorticotropa (ACTH) y otras sustancias relacionadas con el estrés, lo que sugiere que llorar es una vía fisiológica para liberar tensión emocional y facilitar la homeostasis del cuerpo (Frey, 1985).


Y así, en medio de la oscuridad, también puede comenzar a encenderse una luz. No con grandes decisiones ni cambios inmediatos, sino con una música suave que acaricie el alma, un libro que inspire, una serie que no alimente la tristeza sino que dé un respiro.Porque en la depresión, el cuidado no es lujo: es supervivencia, es sostén, es medicina.


Y si el peso es demasiado, confía también en soltar la rienda y buscar ayuda de un profesional de la salud. Lo más importante eres tú: primero tú, y después todo lo demás. Ponte como prioridad.


Si necesitas acompañamiento en este proceso que estás viviendo, puedes escribirme. Estoy aquí para acompañarte en tu camino de sanación.


 
 
 

1 Comment

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Guest
May 16
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Muy interesante tus contenidos Ale, gracias


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